La lana de oveja es un buen aislante térmico, y también es eficaz como aislamiento acústico, especialmente para el ruido aéreo. Es un aislante natural, sano y ecológico. Después de la esquila, la lana se remoja, se desengrasa, se aclarada y se trata. Se le aplica sal de boro para protegerla contra el fuego, los mohos y los insectos. Está también sometida a un tratamiento especial contra las polillas, que se alimentan de la queratina de la lana. A menudo los ecologistas “puros” prefieren la lana en estado bruto porque no está lavada y porque está naturalmente protegida gracias a su grasa. Ellos le dirán que el fuerte olor de la lana no lavada desaparece con el tiempo.
La lana de oveja existe en paneles, bobinas o fieltros. Su gran capacidad para absorber el agua hace que la lana sea inadecuada para las zonas y paredes húmedas, así como para el suelo. Generalmente, la lana se utiliza para el techo y los áticos.
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